En el invierno de , el archiduque Carlos de Austria tiene su corte establecida en Valencia. Sus mandos militares, el portugués Antonio Luis do Sousa, Marqués Das Minas y el hugonote francés Henry Masué, Conde de Galway deciden, a primeros de abril de , avanzar sobre Madrid con sus Felipe V reúne un último ejército y le entrega el mando a James Fitz-James, Duque de Berwick, que, con sus En su ejército hay franceses, españoles, italianos, belgas e irlandeses.
La batalla comienza a las 15h. con un breve duelo artillero de ambos ejércitos, al que prosigue el avance de la caballería española, en la zona del Cerro Montizón y Arroyo de Los Molinos, donde se trabarán feroces combates entre españoles y anglo-holandeses.
El contraataque aliado en el centro, romperá las líneas borbónicas, que gracias al envío en su ayuda del regimiento de caballería Órdenes Viejo logran estabilizar la situación en el frente. Berwick ordena entonces a la brigada de infantería franco-irlandesa Duc du Maine que apoyen a la caballería española en su nuevo ataque.
La izquierda aliada es derrotada y perseguida. La infantería portuguesa de su ala derecha, abandonada por su caballería, será destrozada. Trece batallones, entre ingleses, portugueses y holandeses, lograrán retirarse ordenadamente del combate y llegarán, casi de noche, a unas colinas situadas tras Casas del Campillo.
La victoria de su ejército deja abierto el camino para que Felipe V recobre en poco más de un mes el control de todo el Reino de Valencia y parte del de Aragón.
La Batalla de Almansa, que dejó más de 5. Orihuela ha sido quizás la localidad alicantina más golpeada por los conflictos armados, en una provincia que no ha visto grandes batallas. Se trato de un enfrentamiento entre las tropas agermanadas capitaneadas por Micar Bocanegra, Fray Miguel García y Pere Palomares; y las realistas encabezadas por don Pedro Fajardo y Chacón, marqués de los Vélez, y el gobernador de Orihuela el 30 de agosto de en las inmediaciones de Orihuela.
Los hechos estuvieron marcados por fuertes disputas internas en los agermanados moderados contra radicales , hecho que provocó una importante merma en sus fuerzas.
La batalla se desarrolló en el margen izquierdo del río Segura, en las cercanías de la pedanía del Rincón de Bonanza. En ella participaron una fuerza de rescate procedente de Játiva, compuesta por 4. La derrota de los agermanados fue decisiva para la Revuelta de las Germanías.
En ella perdieron la vida más de 2. La Rebelión de las Germanías fue una revuelta en Valencia y Mallorca a inicios del reinado de Carlos I entre y , paralela en el tiempo a movimiento de las Comunidades en Castilla los comuneros tras la cual estaba el levantamientos de las Germanías , hermandades cristianas que planteaban peticiones determinadas y que nunca llegaron a constituir un programa político.
Las tierras almerienses no han sido escenario de grandes batallas. Sin embargo, las ciudades costeras de la provincia sí que han sido tristemente objeto de numerosos bombardeos y asaltos desde el mar.
Quizás el más triste y duro, aunque no pueda definirse estrictamente como una batalla, fue el bombardeo de la ciudad de Almería el 31 de mayo de por parte de buques de la Marina de Guerra de la Alemania nazi que ayudaba a Franco en la Guerra Civil.
En respuesta, Hitler dio órdenes de bombardear la capital almeriense. El acorazado de bolsillo Admiral Scheer apareció junto a cuatro destructores alemanes, y, a las de la mañana, abrieron fuego contra las instalaciones portuarias y cualquier barco que se encontrase en el puerto.
Posteriormente, las baterías de costa delataron su posición al intentar repeler sin éxito el ataque, por lo que pasaron a ser un nuevo blanco. La escuadra alemana realizó disparos durante una hora antes de retirarse. El ataque se saldó con una treintena de muertos, 55 heridos y 35 edificios destruidos.
Los buques alemanes en ningún momento ocultaron su nacionalidad, mostrándose como una fuerza naval que ejecutaba órdenes directas del III Reich. Toda la ciudad de Almería se vio afectada y entre los edificios dañados se encontraban la catedral, la iglesia de San Sebastián, dos hoteles, un banco, el mercado, la escuela de artes, la estación de ferrocarril, el ayuntamiento y la sede de la Cruz Roja.
Batalla de Covadonga. Dicen que el cadáver del rey visigodo don Rodrigo nunca fue hallado, tan solo su caballo, cubierto de joyas y atrapado en el fango del campo de batalla de Guadalete.
Allí pereció la flor y nata del ejército visigodo y, a los pocos años y tras algunos enfrentamientos más, la práctica totalidad de la Península estaba en manos de los invasores venidos del norte de África. Derrotados y perseguidos —a decir de la crónica de Alfonso III— los godos «sucumbieron, unos al filo de la espada y otros a los impulsos del hambre».
Sin embargo, tanto las crónicas árabes como cristianas refieren que, al poco de culminarse la conquista islámica de la Península, estalló una revuelta en las montañas del norte. La rebelión debió de producirse en torno al año , o poco después.
En efecto, las crónicas musulmanas refieren que uno de los valíes gobernadores musulmanes de al-Ándalus llamado Anbasa , duplicó el monto de los impuestos que debían pagar los cristianos, lo que provocó que estos se sublevaran en varias zonas peninsulares. Las crónicas mencionan al líder de esta revuelta en Asturias, Pelayo, de quien una fuente cristiana dice que antes había sido «espatario» jefe de la guardia palatina de los reyes godos Witiza y Rodrigo, mientras que otra fuente afirma que tenía «estirpe regia», es decir, estaba emparentado con los reyes visigodos.
Según las crónicas, Pelayo logró escapar de su cautiverio cordobés y regresó al norte. Los musulmanes enviaron un contingente para apresarlo, pero sin éxito.
Pelayo reunió a todos cuantos le fue posible, fue elegido príncipe y se alzó en armas contra Munuza. Un ejército andalusí, liderado por Alqama, viajó desde Córdoba para sofocar el levantamiento. El encuentro entre ambos ejércitos se produjo en la sierra de Covadonga, en las proximidades de la cueva-santuario que la tradición reconoce como escenario del enfrentamiento.
Y es que, según esta misma, los pelagianos se refugiaron en la gruta, mientras que los musulmanes se limitaron a lanzar proyectiles que «milagrosamente» rebotaban y provocaban bajas entre los suyos.
Casi con toda probabilidad se trata de una mitificación de una batalla que, en realidad, se produjera en el valle, próximo a la cueva pero no en la propia cueva. Fuera por el viento o por intercesión divina, lo cierto es que el contingente musulmán fue derrotado y la rebelión de Pelayo pudo prosperar, lo que permitió la aparición y supervivencia de un Estado independiente y refractario de Córdoba que, con los años y tras innumerables peripecias, acabaría plantando el germen del reino de Asturias.
De este modo, un hecho en apariencia irrelevante, como fue la derrota de un pequeño contingente musulmán en la batalla de Covadonga, acabaría teniendo una extraordinaria repercusión en la historia peninsular. Durante siglos las tierras abulenses fueron frontera entre los reinos cristianos del norte y los musulmanes del sur, que lanzaron numerosas razzias sobre esta zona.
Al mismo tiempo, eran tierras disputadas entre los reinos de Castilla y León por lo que la Edad Media fue una época de zozobra e inseguridad. Ávila, como ahora, era una ciudad amurallada y sus aparentemente inexpugnables muros únicamente podían ser vencidas con un largo asedio o aprovechando un gran descuido de los defensores.
Esta fue la ocasión que se les presentó a los batallones musulmanes en el siglo XII: durante el reinado de Alfonso VI de Castilla, en el siglo XII, las tropas abulenses salieron de la ciudad en dirección hacia el Puerto de Menga para combatir contra los musulmanes.
Sin embargo, se trataba de una trampa para que la ciudad quedara desprovista de guarniciones y así permitir el asedio de las fuerzas musulmanas. Mientras el esposo de Ximena, Fernán López Trillo alcalde de la ciudad , había partido con las fuerzas bélicas, Blázquez quedó como gobernadora de Ávila.
Creyendo los musulmanes que su plan para sacar las tropas de la ciudad había funcionado, realizaron los primeros movimientos para cercar la ciudad. Al advertir el movimiento de las tropas enemigas, Ximena reunió a todas las mujeres, ancianos y niños y ordenó que tomaran las armas, escudos y ropajes que habían quedado de los hombres, que se cubrieran con cotas de malla, ropas de guerreros, cascos de metal y yelmos en el caso de las mujeres para ocultar el pelo largo y su cuerpo femenino.
La población así disfrazada se colocó en las zonas más altas y visibles de la muralla, encendieron antorchas y teas, gritaron y tocaron las trompetas de guerra para simular un ejército. Los informadores de los árabes, al ver lo que parecía una ciudad fuertemente defendida, comunicaron a su caudillo Abdalla Alhazen que la ciudad no estaba desocupada.
Al considerar que Ávila estaba fuertemente defendida y que no traían ingenios para un largo asedio se retiraron sin intentar el asedio siquiera. Jimena había salvado a la ciudad y evitado el derramamiento de sangre.
Descubierta a la mañana siguiente la retirada, Blázquez y sus hijas con las demás mujeres, fueron a la iglesia de los Mártires y a San Salvador, y dieron gracias a Dios por la victoria que les había dado sin pelear. El conocido como tercer asedio de Badajoz tuvo lugar entre el 16 de marzo y el 6 de abril de en el transcurso de la guerra para expulsar a las tropas napoleónicas de España.
En este caso, los contendientes fueron un ejército anglo-portugués por un lado y otro francés acantonada en la ciudad extremeña, situada junto a la frontera hispanolusa.
El sitio se convirtió en uno de los más sangrientos de las Guerras Napoleónicas y fue una victoria costosa para los británicos, con unos 4. Enfurecidos por la gran cantidad de bajas, las tropas vencedoras arrasaron la ciudad, mataron incluso a varios de sus propios oficiales que intentaron detener el saqueo, y asesinaron o hirieron a cientos de civiles pacenses tras tres días de caos.
La batalla del Bruch es el nombre de dos enfrentamientos que tuvieron lugar entre tropas españolas y francesas en las inmediaciones de la localidad barcelonesa del Bruch durante la guerra de la Independencia Española. Tras la rebelión de los madrileños el 2 de mayo de numerosos pueblos se alzaron también contra los franceses, uno de los cuales fue el barcelonés de Manresa.
Así, en Barcelona, el general Duheseme dio ordenes al general Schwartz a acudir a esta localidad y someterla. Éste salió de la capital catalana el 4 de junio con unos 4.
El 6 de junio los soldados franceses llegaron a la zona del Bruch hoy el pueblo se llama Bruc y cayeron en una emboscada por parte de los españoles que les obligaron a retirarse, primero a Martorell y después a Barcelona, de donde habían salido.
El desconcierto aumentó cuando oyeron el tambor que hacía sonar un somatén de Santpedor, cuyos redobles, multiplicados por el eco de las montañas de Montserrat, hicieron creer a los franceses que un gran número de tropas españolas acudían al combate.
De ahí nació el mito del tambor del Bruch. En su huida fueron recibiendo el ataque constante de los guerrilleros y de la propia población civil, como en Esparraguera. Este primer combate del Bruch costó a los franceses unas bajas, la pérdida de un águila, un cañón y 34 caballos.
Sin embargo, los franceses, lejos de rendirse, mandaron un nuevo ejército con 7. De nuevo en el Bruch, los somatenes con ayuda de soldados del Ejército español llegados de Lérida, entablaron combate con las tropas napoleónicas el 14 de junio y volvieron a verse obligados a retroceder castigadas por el fuego artillero.
La batalla de la Morcuera fue una batalla librada en el desfiladero de la Hoz de la Morcuera, muy cerca de Miranda de Ebro, el 9 de agosto de , entre las tropas cristianas de Ordoño I y los musulmanes de Mohamed I de Córdoba saldándose con la derrota cristiana retrasando así el avance de la Reconquista.
En el año , Mohamed I atacó el Reino de Asturias durante el reinado de Ordoño I por el desfiladero de la Hoz de la Morcuera, defendido por el conde castellano Rodrigo. El ejército cordobés sorprendió al leonés en el valle de Miranda de Ebro llegando hasta Salinas de Añana. Tras saquear la zona Rodrigo de Castilla intentó cortar la retirada musulmana en Pancorbo, pero los cordobeses se percataron de la estrategia y escaparon por la cuenca del río Oja.
Los musulmanes atacaron de frente a los cristianos, que aguantaron la acometida en las trincheras y se entabló una lucha encarnizada.
Los cristianos, poco a poco, se vieron obligados a retroceder y se acogieron a la segunda línea de defensa: el cerro del extremo final de la hoz. A la mañana siguiente los musulmanes reanudaron el combate y los cristianos pronto cedieron ante el empuje de las tropas de Abd al-Malik. En su desorganizada huida fueron perseguidos por los musulmanes, que hicieron una carnicería y apresaron gran número de combatientes.
De los que huyeron, muchos murieron ahogados en el Ebro al tratar de cruzarlo. Las bajas del conde Rodrigo, que actuaba como segundo del rey Ordoño I, fueron considerables. Las crónicas árabes hablan de unos En cualquier caso, la derrota sufrida fue lo suficientemente grave como para retrasar algunos decenios la repoblación cristiana de la Meseta Central, tarea que tendrá que proseguir su hijo Alfonso III.
Se conoce como Batalla de Sierra Guadalupe al conjunto de operaciones bélicas sucedidas en la zona de Guadalupe, Trujillo y Navalmoral de la Mata que tuvieron lugar durante la segunda mitad de agosto de , como paso previo a la llegada al valle del Tajo por parte del Ejército de África.
Los republicanos, para resistir este avance desde el sur, disponían del general Manuel Riquelme y sus cerca de 9. Popularmente eran conocidos como el E jército de Extremadura, aunque esta fuerza distaba mucho de ser un ejército digno de tal nombre.
De hecho, en muchos casos se negaron a cavar trincheras, a cumplir órdenes o, incluso, a colaborar en los ataques.
Desde Valencia también llegó la famosa Columna «Fantasma», al mando del capitán de la Guardia civil Manuel Uribarri. Enfrente se encontraban las aguerridas tropas del Ejército de África, que constituían la fuerza de elite de los franquistas.
Desde su salida de Sevilla a principios de agosto, habían creado el terror en la Extremadura republicana. Masacres como la de Almendralejo o la de Badajoz provocaban un gran miedo entre los milicianos, que muchas veces ante el peligro de quedar cercados huían desorganizadamente.
La batalla fue una nueva derrota para los republicanos en su intento por frenar el avance de las tropas sublevadas antes de llegar al Tajo, lo que ya se consideraba una amenaza grave para Madrid.
Los sublevados, por su parte, aseguraban sus conquistas en Extremadura a la vez que preparaban el camino para el avance a lo largo del Tajo con el objetivo puesto en Madrid. Coincidiendo con esta derrota, comenzaron los bombardeos aéreos sobre la capital, los cuales aumentaban la sensación de inseguridad e indefensión entre los civiles madrileños y miembros del gobierno.
La provincia de Cádiz es, seguramente, una de las que más batallas históricas ha vivido. Por su situación geográfica, tan cercana a las costas africanas y bañada por el Estrecho de Gibraltar, ha sido pieza codiciada por todas las civilizaciones que por aquí han pasado.
Trafalgar, Trocadero, el asedio de Cádiz son solo algunas de las más conocidas, pero en este caso, por lo que de importante tuvo para el futuro de España hemos destacado la batalla de Guadalete , pues supuso la entrada de los musulmanes a la Península y casi ocho siglos de presencia de estos en estas tierras.
Así, el año está grabado a fuego en la memoria colectiva de los españoles. Fue entonces cuando un ejército norteafricano comandado por Tarik desembarcó en Gibraltar. El rey visigodo Rodrigo acudió a hacerle frente, pero fue traicionado por una parte de sus propias tropas y pereció en la batalla.
Su cadáver no fue encontrado, tan solo su caballo, ricamente enjoyado, semihundido en el lodo del campo de batalla de Guadalete o de la Janda. La derrota fue tan completa que supuso el final del Estado visigodo en la península ibérica. Una de las causas del éxito de la invasión musulmana en la península fue la inestabilidad de la monarquía visigoda, provocada por luchas internas por la sucesión al trono y que su rey, Rodrigo, se encontraba luchando en el norte contra los vascones y tardó dos semanas en recibir la noticia del ataque, llegando tarde al sur, al Guadalete para luchar contra el bereber Tariq, partiendo ya desde una desventaja, unida además a la posterior traición de los partidarios de Witiza, que abandonaron el ejército visigodo pasándose al bando musulmán.
Algunos estudiosos contemporáneos negaron la ubicación tradicional de la batalla y sostuvieron que tuvo lugar entre Medina Sidonia y la laguna de La Janda, lo que hizo que en tiempos más recientes se haya conocido también como batalla de la laguna de La Janda o del río Barbate.
Sin embargo, Sánchez Albornoz, que reconstruyó los hechos a partir de los archivos cristianos y las crónicas árabes, aportó nuevos datos y testimonios que respaldaban que Wadi Lakka era efectivamente el río Guadalete, y que sería cerca de la despoblada ciudad hispanorromana de Lacca acaso el Castrum Caesaris Salutariensis , junto a la fuente termal del Cortijo de Casablanca, a 7 km al sur de Arcos de la Frontera, en la Junta de los Ríos Guadalete y Majaceite, precisamente donde los antiguos habían situado el encuentro bélico.
La Batalla de Ramales fue una batalla de la Primera Guerra Carlista que tuvo lugar entre el 17 de abril y el 12 de mayo de en la localidad de Ramales de la Victoria, en Cantabria. El choque enfrentó a las fuerzas liberales mandadas por Baldomero Espartero, con las carlistas, a cuyo frente se encontraba el general Rafael Maroto.
Las fuerzas liberales, que inicialmente duplicaban a las de los carlistas, llegaron a cuadruplicarlas al mantener Maroto en reserva, sin llegar a emplearlos, a 8 de sus 17 batallones; esto y el hecho de haber ordenado capitular a los defensores del fuerte de Guardamino, que defendía el comandante carlista Carreras, antes de haber sido atacados y cuando se encontraban física y moralmente dispuestos a defenderse hasta el último extremo, hizo que el general carlista fuera acusado de complicidad con Espartero, pese a que se les hubieran explotado varios cañones mal fabricados en Guriezo.
También se cree que siendo los mandos cántabros apostólicos, no mantenían una buena relación con el general Rafael Maroto, ni con Cástor de Andéchaga, lo que contribuyó a que los mandos carlistas pusieran en primera línea a los batallones cántabros en la batalla de Guardamino.
Su conducta posterior hace que hoy se pueda asegurar que Maroto pudo haber sido más beligerante con Espartero. Hay varias versiones de cómo se logró pero lo más probable es que se utilizaron cohetes de guerra o incendiarios, los cuales llevaban en la cabeza un cartucho o proyectil que obligó a los 27 carlistas a salir de la cueva.
Ramales fue batido por la artillería de los isabelinos, superando las fortificaciones carlistas. Al retirarse, el batallón carlista acantonado en Ramales incendió el pueblo, quedando solo en pie la iglesia de San Pedro, la taberna y tres edificios. El fuerte, tras una fuerte batalla donde corrió la sangre de las dos partes, capituló bajo la orden de Maroto sin necesidad de que fuera tomado por las fuerzas de Espartero.
La batalla se saldó con cerca de 2. Si hay una ciudad en la provincia de Castellón que se haya visto envuelta en varias batallas y asedios, esa es el asedio de Morella. Morella pertenecía entonces a la demarcación de Tortosa del rey taifa de Lérida.
La batalla concluyó con la victoria decisiva del Cid y sus hombres, que hizo prisioneros a un importante número de magnates. De cualquier modo, tal fue la importancia para la Taifa de Saraqusta de esta victoria que, una vez conocida la noticia, el rey Al-Mutamán y su familia salió, junto con gran parte de la población, a recibir al Campeador a la localidad de Fuentes de Ebro situada a 25 km al este de Zaragoza para aclamar la llegada del castellano con un importantísimo botín.
En el siglo XIII la toma de Morella fue la primera acción de la conquista del reino de Valencia con éxito, en el año y durante las guerras carlistas la ciudad fue sitiada por los liberales en , sin éxito, y dos años más tarde, en , la toma de Morella fue el último enfrentamiento de la primera guerra carlista.
La batalla se saldó con la derrota de las tropas cristianas, lo cual desestabilizó al Reino de Castilla y frenó el avance de la reconquista unos años, hasta que tuvo lugar la batalla de Las Navas de Tolosa en Por la parte cristiana participaron en la batalla en torno a Como consecuencia de la derrota cristiana, los almohades se adueñaron de las tierras entonces controladas por la Orden de Calatrava; seis meses después cayó la fortaleza de Calatrava la Nueva, entonces llamada castillo de Dueñas , y llegaron incluso hasta las proximidades de Toledo, donde se habían refugiado los combatientes cristianos que habían sobrevivido a la batalla.
Desestabilizó al Reino de Castilla durante años. Todas las fortalezas de la región cayeron en manos almohades: Malagón, Benavente, Calatrava la Vieja, Caracuel, etc. Afortunadamente para Castilla, Abu Yusuf volvió a Sevilla para restablecer sus numerosas bajas y tomó el título de al-Mansur Billah el victorioso por Alá.
En los dos años siguientes a la batalla, las tropas de al-Mansur devastaron Extremadura, el valle del Tajo, La Mancha y toda el área cercana a Toledo, aunque estas expediciones no aportaron más terreno para el Califato.
Aunque la provincia de Córdoba ha vivido grandes batallas a lo largo de su dilatada historia, desde la época romana incluso, quizás una de las más decisiva fue la batalla del Puente de Alcolea , el 28 de septiembre de , que enfrentó a los militares sublevados contra la reina Isabel II y a las tropas realistas que se mantenían fieles.
Tuvo lugar en el puente de Alcolea, sobre el río Guadalquivir en la barriada cordobesa de Alcolea. La derrota realista significó el final del reinado de Isabel II, que tuvo que marchar al exilio en Francia, de ahí su importancia histórica.
El 18 de septiembre había estallado la Revolución de , conocida como La Gloriosa. En el manifiesto se pedía que tras exiliarse la reina se fundara un nuevo gobierno sin exclusión de partidos.
Los generales Prim y Topete encabezaron la insurrección contra Isabel II y comenzaron una marcha hacia Madrid.
A su encuentro se dirigieron las tropas realistas de Manuel Pavía y Lacy, que avanzaron hasta Andalucía.
El ejército realista estaba compuesto por unos Los rebeldes, bajo el mando del general Serrano, formaban un ejército de tamaño similar, aunque con menos artillería. Entre unos y otros se estima que en total participaron en la batalla unos El 28 de septiembre ambos ejércitos se encontraron.
Pavía realizó un ataque frontal que fue contenido por las tropas rebeldes de Serrano. Para evitar la desmoralización de sus tropas, el propio Pavía en persona decidió acudir a la vanguardia, siendo herido gravemente en la cara por metralla.
El general de estado mayor Jiménez de Sandoval tomó el mando y al anochecer, ordenó retirarse a las tropas y comenzaron las negociaciones. En total, hubo unas mil bajas entre muertos y heridos.
Las noticias llegaron rápidamente a Madrid. El Gobierno dimitió y la reina, que se encontraba en San Sebastián, se exilió a Francia. Aunque las tierras coruñesas no han sido pródigas en batallas, no se puede decir lo mismo de sus mares, que han visto a las flotas española, francesa e inglesa pelear hasta la extenuación juntas o por separado: españoles y franceses contra los ingleses, españoles e ingleses contra los franceses, España contra Inglaterra o, incluso, franceses contra ingleses, como en el caso de la batalla de Elviña.
Sin embargo, hemos querido traer aquí un hecho mucho más significativo, sobre todo para los propios coruñeses, como fue la acción heroica de María Pita para salvar la ciudad de Sir Francis Drake. Según relata el propio Museo del Ejército, los ingleses devolvieron el ataque de la Armada Invencible a España con la llamada Contraarmada la mayor derrota naval sufrida por los ingleses y pretendían también arrebatar a Felipe II el trono de Portugal, del que se había apropiado en Isabel I de Inglaterra mandó una flota al mando del corsario ahora nombrado almirante Francis Drake.
Los ingleses, que habían desembarcado en La Coruña el 4 de mayo de , estaban logrando progresos importantes a pesar de la tenaz resistencia de la guarnición. El 14 de mayo, la explosión de una mina en las murallas de la ciudad permitió al enemigo penetrar por una brecha y llegar a la lucha cuerpo a cuerpo.
Cuando la situación era más crítica, una mujer, María Pita, cuyo marido había muerto combatiendo, acertó con una pica a derribar al Alférez abanderado que encabezaba el grupo asaltante, hermano del propio Drake, al tiempo que le arrebataba la bandera que portaba.
Animados los defensores, se lanzaron contra los invasores, unos María Pita estuvo casada cuatro veces y tuvo cuatro hijos. Al enviudar por última vez, el rey Felipe II le concedió una pensión que equivalía al sueldo de un alférez más cinco escudos mensuales y le concedió un permiso de exportación de mulas de España a Portugal.
La batalla de Uclés del año fue librada en la localidad conquense de Uclés el 29 de mayo de , entre las tropas cristianas de Alfonso VI de León y las almorávides de Alí ibn Yúsuf, que resultaron vencedoras frente a las leonesas.
El caudillo almorávide Yusuf ibn Tasufin, que ya había derrotado a Alfonso VI en Zalaca o Sagrajas en había regresado a África por la muerte de su hijo, pero años más tarde regresa a la Península y se vuelve a ver las caras con las tropas del monarca castellano. Los almorávides habían conquistado Valencia años antes, en , desde donde pretendían extender su dominio en el centro peninsular por su flanco este, eligiendo el enclave de Uclés, un punto estratégico ya para romanos y celtíberos y que estaba bajo la protección del Alfonso VI, como primer objetivo.
Un gran ejército almorávide llega a la zona el 27 de mayo de tras arrasar todo a su paso en su avance. Informado Alfonso VI del movimiento de tropas enemigas y del cerco que habían impuesto a Uclés, reunió un ejército con las fuerzas que más rápidamente pudo disponer: las propias de Toledo, las de Alcalá de Henares, Calatañazor y las mesnadas de los condes Garci-Fernández, Conde Gomecio, Martín Lainez, García de Cabra, Sancho -nieto del Cid- y Fernando Díaz.
El viejo rey arrastraba una herida en la pierna y delega el mando en Álvar Fáñez, sobrino del Cid, aunque envía también a su hijo Sancho Alfónsez, fruto de las relaciones del monarca con la joven princesa Zaida. Tras una dura batalla las tropas cristianas resultaron vencidas y el hijo del rey resultó muerto.
Al quedar Alfonso VI sin heredero de sus reinos, se dio lugar a que lo heredara su hija, Urraca I de León. Las posteriores desavenencias matrimoniales de Urraca con su marido, el rey de Aragón Alfonso I el Batallador, originaron luchas intestinas que retrasaron la reconquista.
Además se dio pie al nacimiento de Portugal, al pretender Teresa convertir en reino el condado que heredó de su padre. La batalla de Emporion fue una de las batallas de la revuelta de a. de los pueblos íberos contra la dominación romana en el siglo II a.
La victoria de la república de Roma sobre Cartago en la segunda guerra púnica dejó Hispania en manos romanas. La transformación del territorio en provincia provocó importantes cambios administrativos y fiscales y la imposición del s tipendium no fue aceptada por las tribus locales, de modo que en el a.
Marco Porcio Catón el viejo, que contaba con un total de El ejército romano desembarcó en Emporion, una casi isla rodeada de marismas donde coexistían la ciudad griega y la ciudad íbera separadas por una muralla, donde sometió a un duro entrenamiento a las tropas. Cuando Catón consideró que estaban preparadas para enfrentarse a los indígenas en campo abierto, se dirigieron a castra hiberna , un segundo campamento situado a 3.
Enfrente tenía a un ejército de unos Aunque los sublevados aguantaron los primeros embates, por la noche Catón atacó en cuña con tres cohortes, consiguiendo la desbandada de los íberos, así que atacó de noche el campamento enemigo logrando una aplastante victoria. Marco Porcio Catón el viejo consiguió en pocos días la pacificación de toda la franja costera.
Los poblados del interior de lo que ahora es Cataluña desaparecieron definitivamente. Más que de una batalla, en el caso de Granada estaríamos hablando más de una guerra, la de la toma de Granada por los Reyes Católicos con la que se pondría fin a la presencia musulmana en España.
Se le puso fin un 2 de enero de y había durado unos 10 años, aunque lo que realmente entendemos como toma de Granada duró apenas dos años. Así, en la última fase de la guerra de Granada las operaciones se limitaron al asedio de la ciudad, dirigido desde el campamento-ciudad de Santa Fe.
Con más intrigas que acontecimientos militares, los Reyes Católicos exigieron a Boabdil la entrega de la ciudad en cumplimiento de sus tantas veces renovados pactos.
El 25 de noviembre de fueron firmadas las Capitulaciones de Granada, que concedieron además un plazo de dos meses para la rendición que no llegó a agotarse pues Boabdil acabó por entregar la ciudad el 2 de enero de Boabdil comenzó retirándose a la zona de Las Alpujarras que le garantizaban los Reyes, pero finalmente, en noviembre de , tras una fuerte indemnización, optó por huir de España, como la mayor parte de la élite andalusí.
En cualquier caso, desde un punto de vista militar, sí cabe decir que la guerra de Granada fue una de las primeras de la Edad Moderna, tanto por el armamento como por las tácticas empleadas: asedios con artillería, maniobras políticas Significó una etapa intermedia clave en la evolución bélica de Occidente entre la Guerra de los Cien Años y las Guerras de Italia.
Aunque la batalla de Brihuega, en en el marco de la Guerra de Sucesión Española, fue importante y supuso una seria derrota para el ejército británico, que se saldó con cerca de 2.
La batalla tuvo lugar en torno a la ciudad de Guadalajara y tenía como objetivo el avance de las tropas franquistas hacia Madrid por el norte, una vez que el frente suroeste se había estabilizado y los sublevados habían visto frenada su ofensiva.
Participaron el Ejército Popular Republicano y el Corpo Truppe Volontarie italiano, enviado por Mussolini para apoyar a Franco, con la Agrupación de carros de asalto y autos blindados, apoyado por otras unidades del Ejército sublevado, en concreto la División de Soria.
La batalla comenzó con una ofensiva italiana el 8 de marzo que concluyó el 11 de marzo, cuando las tropas del Ejército Popular Republicano debieron retroceder ante el empuje de los italianos, perdiendo varias localidades. Entre el 12 y el 14 de marzo, las fuerzas republicanas fueron atacadas por unidades del ejército franquista.
La posterior contraofensiva republicana, que contaba con fuerzas de las Brigadas Internacionales, se desarrolló entre el 15 y el 18 de marzo y continuó hasta el día 23 de marzo. La derrota italiana causó un fuerte desprestigio militar para Mussolini debido a la gran cantidad de material bélico destruido o abandonado en el campo de batalla, el elevado número de bajas casi 4.
A pesar de ellos, el Duce decidió aumentar su intervención en la guerra española. Paralelamente, tras la debacle italaina se decidió que el mando total de cualquier operación militar sería realizado únicamente por el Estado Mayor de Franco.
La propia Aviación Legionaria enviada por Italia quedó subordinada al mando central de la Legión Cóndor alemana, todo lo cual implicaba una humillación para los jefes militares italianos, que además fueron casi todos excepto Roatta destituidos por Mussolini.
La batalla de Irún fue un combate crucial en el conjunto de operaciones de la campaña de Guipúzcoa durante la Guerra Civil Española, antes de que comenzara la ofensiva del Norte. El hecho decisivo reside en que al tomar la ciudad guipuzcoana de Irún, se cortaba la vía de comunicación terrestre con Francia, reduciendo en gran medida el suministro de armamento a la franja norte que se mantenía fiel a la República.
Después de la sublevación militar del 18 de julio y la rendición de los cuarteles de Loyola, Guipúzcoa se había mantenido en su totalidad fiel a la República. No obstante, desde el primer día Mola había intentado enviar columnas para hacerse con el control de la provincia y cortar la comunicación con la frontera francesa.
Después del fracaso de los sublevados en San Sebastián, la posibilidad de una rápida conquista se esfumaron y ante la falta de tropas la situación se estabilizó. El teniente coronel Alfonso Beorlegui fue el encargado de dirigir a las fuerzas sublevadas en su avance hacia Irún.
Se produjeron una serie de ataques que se prolongaron durante todo el mes de agosto pues, aunque fue el 27 de agosto cuando las tropas llegaron a los alrededores de la ciudad, el 9 ya se lanzó el primer aviso, rápidamente frustrado por la resistencia republicana.
Una vez en los alrededores, comenzó la lucha cuerpo a cuerpo. Aunque las fuerzas republicanas se encontraban bajo gran presión por falta de suministros, el fuerte de San Marcial pudo resistir varios días ante los sublevados, hasta que se quedaron sin munición y los disparos llegaron a la ciudad.
El 5 de septiembre Irún cayó en manos de los sublevados, a través de una batalla que usarían como ejemplo para el resto de la guerra y que supuso un duro golpe para la República. Una vez tomado el paso fronterizo, el ejército continuó hacia la captura de San Sebastián hasta la frontera de Vizcaya.
No son las tierras onubenses pródigas en batallas, pese a ser tierra fronteriza. Por destacar alguna, las batallas de la Isla de Saltés o la Guerra de la Restauración portuguesa en la Sierra de Arocha, ambas con Portugal. Sí destacaría, sobre todo por su crueldad, el saqueo de Niebla.
Tras la muerte de Felipe el Hermoso y su vuelta a la regencia, Fernando el Católico intentó acabar con los últimos núcleos de resistencia a su autoridad.
En el caso del condado de Niebla, solicitó a Pedro Girón que le cediera la tutela del conde. El regente ofreció casarlo con una de sus nietas, rompiendo así el compromiso previo de Enrique de Guzmán con María Girón, hermana de su tutor. Pedro Girón rehusó, acelerando el matrimonio previsto, que se celebró sin aprobación real.
Ante el desafío, Fernando el Católico ordenó a Girón la entrega a la Corona de las fortalezas del señorío. Girón rechazó hacerlo, alegando que su cuñado era ya un hombre casado y, por tanto, con pleno dominio sobre su hacienda.
El rey decidió desterrar a Girón, que huyó a Portugal llevando con él al conde de Niebla. La huida de Enrique de Guzmán provocó que el rey lo declarase en rebeldía y decretase que sus territorios pasaran a la Corona. Todos los alcaides obedecieron a excepción del de Niebla, Rodrigo Mexía, que mantuvo obediencia al duque.
Fernando el Católico ordenó el asalto de la ciudad. Fue encargado al alférez Mercado, que se encontraba acantonado en Utrera con más de hombres y grupos de mercenarios europeos.
El asalto no se llevó a cabo porque Pedro Girón capituló, pero las crónicas refieren un saqueo en el que se daría muerte a gran parte de la población. La Batalla de Sabiñánigo tuvo lugar durante la Guerra Civil Española cerca del Alto Gállego y la localidad de Sabiñánigo en como parte del frente de Aragón.
Como parte de la estrategia republicana, las divisiones 43 y 27 se trasladaron hacia el norte, sumando unos Finalmente se enfrentaron a unas El ataque comenzó el 22 de septiembre y los combates continuaron hasta el 8 de noviembre, con unas 2.
Las fuerzas republicanas lograron tomar Biescas , pero no Sabiñánigo a pesar de rodearlo, ni tomar el control total del territorio antes de que ambos bandos se agotaran.
Aunque no es una de las batallas más conocidas de la Guerra Civil, sí destacó por el alto número de bajas sufridas por ambos bandos: unos 2. Además, según relata la web elgrancapitan.
Responde al patrón clásico de las ofensivas republicanas: éxito inicial, bolsas nacionales aisladas a retaguardia que frenan a los atacantes y contraataque nacional. Al igual que en las demás batallas ofensivas, la falta de madurez operacional, les impide olvidarse de las bolsas y explotar el éxito.
De haberlo hecho, es muy posible que al menos Sabiñanigo hubiese caído en sus manos. El 4 de febrero de , España recuperaba el control de la isla de Menorca , en manos inglesas. Era una pieza menor, pues el objetivo principal era el peñón de Gibraltar, pero pese al sitio al que fue sometido por la flota franco-española, no fue posible romper la resistencia de los llanitos.
Viendo Carlos III que poco más podía hacer por recuperar Gibraltar, decidió tratar de dar a los ingleses un inesperado golpe en la isla de Menorca, en manos británicas desde en plena Guerra de Sucesión.
La toma de Menorca tuvo una gran importancia aunque fuera temporal, pues se volvió a perder solo unos años más tarde , no solo para el orgullo patrio, sino porque en el puerto de Mahón se guarecían más de 80 corsarios.
Así, el 19 de agosto la escuadra franco-española, compuesta por 52 buques al mando del Duque de Crillón desembarcó por las calas de Sa Mesquida y Alcaufar. En los alrededores del fuerte de San Felipe se hicieron prisioneros y se tomaron cañones.
Inmediatamente después se colocaron cañones estratégicamente en aquellos puntos desde los que se pudiera hacer fuego contra cualquier socorro que pudiera acudir a ayudar a la guarnición inglesa, compuesta de unos 2. A finales de octubre los españoles recibieron el refuerzo de 4.
Aunque la tarea fue dura y el asedio no fue sencillo precisamente, el día de Reyes de , rompieron el fuego a la vez tres cañones y 33 morteros. La conquista española fue ratificada en la paz de París, en , que devolvió a España Menorca y la Florida, quedando Gibraltar en manos inglesas.
Todavía pasaría Menorca otra dominación inglesa, aunque sólo duró de a En , por el tratado de Amiens, Menorca vuelve definitivamente a manos españolas. Se saldó con la victoria de las tropas cristianas y está considerada como una de las batallas más importantes de la Reconquista. Fue iniciativa de Alfonso VIII entablar una gran batalla contra los almohades tras haber sufrido la derrota de Alarcos en Para ello solicitó apoyo al Papa Inocencio III para favorecer la participación del resto de los reinos cristianos de la península ibérica y la predicación de una cruzada por la cristiandad, prometiendo el perdón de los pecados a los que lucharan en ella; todo ello con la intercesión del arzobispo de Toledo, Rodrigo Jiménez de Rada.
Saldada con victoria del bando cristiano, fue considerada por las relaciones de la batalla inmediatamente posteriores, las crónicas y gran parte de la historiografía como el punto culminante de la Reconquista y el inicio de la decadencia de la presencia musulmana en la península ibérica, aunque en la realidad histórica las consecuencias militares y estratégicas fueron limitadas, y la conquista del valle del Guadalquivir no se iniciaría hasta pasadas unas tres décadas.
El asedio a las Palmas de Gran Canaria formó parte de una campaña militar dentro de la Guerra de los Ochenta Años, en la que las provincias del norte de los Países Bajos se levantaron contra Felipe II. Las Islas Canarias era clave en los planes de Holanda de cara a sus futuros establecimientos en las Indias Occidentales y Orientales.
La intención de la flota era asestar un duro golpe a los españoles, cortando las comunicaciones entre España y sus territorios de ultramar, capturando cuantos barcos españoles se pusieran a su alcance. Sin embargo, la campaña naval fue cosechando fracasos y ante la imposibilidad de hacer estragos en la Península, decidieron encaminar la flota hacia el archipiélago canario.
Sin embargo, en las islas estaban preparados para la llegada de los buques enemigos, por lo que las baterías de costa de la isla de Gran Canaria estaban esperando listas para disparar.
Así, desde la madrugada del 26 de junio de se entabló un duelo entre la artillería de los navíos y los fuertes durante cinco horas, a pesar lo cual los marinos intentaron desembarcar en la zona e Las Palmas, aunque la mayoría fueron rechazados por los defensores.
Muchos holandeses se vieron obligados a tirarse al mar para evitar el fuego español y sus armas quedaron inutilizadas por el agua. Además, Pieter van der Does, vicealmirante del Almirantazgo de Ámsterdam que estaba al mondo de la flota, fue herido dos veces.
Así, bajo el mando del general Alonso de Alvarado, que murió en la batalla, la ciudad resistió hasta cuatro ataques, con el Castillo de Mata como bastión último que resistió al invasor.
Sin embargo, en el quinto intento los holandeses lograron su objetivo debido a unas lanchas planas que se aproximaron por una zona de bajíos, y lograron tomar la ciudad: sus ocupantes escaparon a la Villa de Santa Brigida.
Aunla batalla de Brihuega, en en el marco de la Guerra de Sucesió n Española, fue importante y supuso una seria derrota para el ejército británico, que se saldó con cerca de 2.
En cualquier caso, la ocupación no duró mucho pues desde Santa Brígida los isleños se rearmaron y, aprovechando su conocimiento del terreno, contraatacar en la batalla de El Batán.
Las tropas holandesas fueron atacadas sin tregua por los españoles y obligadas a huir, abandonando armas, morriones y coseletes. Se da muerte a varios de sus oficiales hasta que al final la victoria es para las menguadas milicias isleñas, que salvaron la isla de Gran Canaria para la Corona española.
La derrota sufrida por sus tropas y el desconocimiento de la verdadera situación aconsejo al almirante holandés la evacuación de la ciudad y el reembarque de sus tropas.
La operación se llevo a efecto entre el 4 y el 8 de julio no sin antes ordenar su saqueo, incendio y destrucción. Las tierras leonesas fueron tierras de frontera entre cristianos y musulmanes, entre suevos y vándalos, entre castellanos y leoneses o entre leoneses y gallegos y están regadas por la sangre de siglos de luchas.
También se vio especialmente afectada por la Guerra de la Independencia española contra los franceses y fue escenario de varias batallas, como la de Cogorderos, la de Cacabelos o los sitios de Astorga. Sin embargo, la más sangrienta de todas, quizás, fuera la batalla de Sahagún , que tuvo lugar el 21 de diciembre de Fue un choque de caballería en el que el º Regimiento ligero de dragones húsares británico derrotó a dos regimientos franceses durante la Campaña de La Coruña, uno de los cuales fue completamente desbaratado.
La batalla de saldó con más de muertos entre los franceses y cerca de entre los británicos. La acción de caballería de Sahagún, junto con la batalla de Benavente, marcó el punto final antes de la larga, dolorosa y desastrosa retirada hacia La Coruña que culminó en la batalla de Elviña.
La presencia británica había servido, como era la intención de John Moore, el general al frente de las tropas británicas enviadas al noroeste peninsular, para ganar un tiempo que permitió a los españoles restablecerse y reorganizarse tras las derrotas sufridas en la primera fase de la guerra.
Esta acción marcó el final del avance del ejército británico hacia el interior de España, y fue seguido por la retirada de sus fuerzas hacia la costa y posterior evacuación. El general Moore murió en la batalla de Elviña, en La Coruña. El sitio de Lérida fue una batalla librada en la ciudad de Lérida durante la Guerra de Independencia Española, en El mariscal Louis Gabriel Suchet, jefe del ejército napoleónico que operaba en Aragón, llegó a la vista de Lérida el 13 de abril, con Defendían la plaza 8.
Tras una serie de ataques y contraataques, el 13 de mayo dio Suchet la orden de asalto. Ocupados los baluartes, se luchó en la Calle Mayor y, ante la oposición de algunos ciudadanos los josefinos a que prosiguiera la lucha en las calles, la guarnición se retiró al castillo, situado en la parte alta de la ciudad, seguida de la multitud horrorizada.
Dicha guarnición, con su jefe enfermo y todos los reductos repletos de ciudadanos que habían huido del saqueo, se vio imposibilitada para seguir combatiendo: al mediodía del 14 de mayo se alza la bandera blanca en el castillo en señal de rendición.
Muchos historiadores de la ciudad han valorado muy negativamente el papel del general García Conde en la caída de la ciudad. Cuando los franceses entraron en la ciudad fueron recibidos por los leridanos con una lluvia de objetos, lo que provocó que muchos ciudadanos fueron ejecutados.
Las calles se llenaron de cadáveresy sangre. En la defensa de la plaza murieron 1. Lérida permanecería en poder francés hasta su recuperación por Joaquín Ibáñez Cuevas y de Valonga el 14 de febrero de La batalla de Montecubeiro en latín Mons Cuperius fue un enfrentamiento armado en el último cuarto del siglo VIII entre el o el en el que las tropas astures comandadas por el rey Silo derrotaron a los rebeldes que en Galicia se habían alzado contra la dominación asturiana.
En Moscú, a un tremendo coste, no lo permitieron. Si Verdún fue el símbolo de Francia, el Somme lo fue de Reino Unido. La Primera Guerra Mundial fue un conflicto estático con batallas a gran escala que, si bien no cambiaron prácticamente el panorama del frente durante años, se cobraron la vida de centenares de miles de soldados.
En el Somme, una tremenda ofensiva británica en la parte norte de Bélgica con el objetivo de romper las líneas alemanas bien pertrechadas y protegidas, más de 1. Una picadora de carne. Las imágenes son aterradoras, cien años después.
Lo exagerado del recuento de víctimas no tuvo correspondencia alguna con el carácter decisivo de la batalla: el Somme es el ejemplo paradigmático de la estabilidad del frente durante la Primera Guerra Mundial , y tras meses de ofensivas británicas, el Reino Unido apenas había ganado un puñado de kilómetros de terreno embarrado y devastado.
Un esfuerzo baldío que marcó a toda una generación de británicos. El mito por antonomasia de la Gran Guerra Patriótica. Contrariado por su revés en Moscú y la incapacidad de su ejército de tomar Leningrado, Hitler ordenó a sus tropas avanzar hacia el sur, con éxito. Von Manstein llegó a tomar Jarkov y la parte oriental de Ucrania, además de descender hacia los campos de petróleo del Cáucaso en Georgia.
Pero en su camino, Hitler se topó con Stalingrado, actual Volvogrado, y la convirtió en la lucha simbólica frente al dictador comunista que había dado nombre a la urbe.
El resultado fue la peor y más trágica batalla urbana que se recuerda. El Sexto Ejército alemán, apoyado por la caballería y por otros ejércitos rumanos, italianos y húngaros, trató durante meses y sin éxito, aislados y bajo el frío del invierno ruso, de reducir la bolsa de Stalingrado.
Las tropas soviéticas, fuertemente motivadas y sin posibilidad de mirar hacia atrás , por más que sus condiciones fueran inferiores a nivel material, no cedieron en ningún momento. Forzaron la destrucción de todas las tropas alemanas y, a partir de , recuperaron por primera vez la iniciativa en el frente.
Sería el principio del fin nazi. La consigna entre los aliados era clara: no se repetiría el error de la Primera Guerra Mundial, cuando la derrota alemana se saldó con su territorio soberano virgen de presencia militar rival.
Tras Stalingrado, Sicilia y Normandía, el objetivo de los soviéticos, los británicos y los estadounidenses era llegar a Berlín. Costara lo que costara. Fueron primero los soviéticos quienes cercaron la capital alemana, símbolo del nazismo, futura Germania , y quienes se enfrentaron a la radical, feroz y desesperada resistencia de Hitler.
Fue corta, pero terrible: se calcularon más de un millón de bajas entre los meses de abril y mayo de Berlín sería reducida a cenizas entre bombardeos de artillería y aéreos, la población aterrorizada por el Ejército Rojo , la cúpula nazi capturada Hitler se suicidaría en su búnker y Alemania y la propia ciudad dividida en cuatro mitades, configurando el posterior escenario de Guerra Fría y de división ideológica en el continente.
El carácter terrible de Leningrado, también dentro del contexto de la Operación Barbarroja, tiene una explicación simple: fue un sitio de más de dos años. Como consecuencia, la población civil sufrió hambrunas y carencias horribles, lo que disparó el recuento de muertos. Por el lado soviético, más de un millón de soldados causaron baja, y por el alemán, más de medio millar.
Las tropas germanas llegaron pronto a las puertas de Leningrado, pero la defensa soviética fue, al igual que en el resto de las ciudades, imposible de superar. De nuevo, como sería costumbre por parte del Ejército Rojo en su Gran Guerra Patriótica, poniendo por delante todo lo que hiciera falta, por más que aquello implicara la vida de centenares de miles de sus soldados.
El progresivo desmoronamiento de Alemania a partir de permitiría levantar el cerco de Leningrado y, más tarde, retomar la iniciativa en el oeste y reconquistar los países bálticos, Bielorrusia y Polonia. El último coletazo del otrora glorioso Imperio Ruso. Mientras Austria-Hungría se daba de bruces en el Isonzo y Francia andaba demasiado ocupada lidiando con los alemanes en Verdún, Rusia cuajó su mejor actuación en la Primera Guerra Mundial, apenas un año antes de que el país se desmoronara definitivamente y se retirara del conflicto empujado por la revolución comunista.
Pero entonces, en la actual Ucrania occidental, Brusilov comandó la ofensiva más brillante hasta el momento en el frente oriental. Y la más terrible. Gracias a una serie de incursiones en la línea de frente austro-húngara, en horas bajas en Galitzia por culpa del enfrentamiento con Italia, las tropas rusas lograron romper el frente y recuperar ciudades claves a lo largo del verano de Lo hicieron al modo ruso, claro, con más de un millón de bajas entre muertos y heridos y llevándose por delante a más de El ejército ruso, sin embargo, no se coordinó con el suficiente tino en la ofensiva global de aquel año , y Brusilov resultó una victoria amarga.
Al margen de las dos guerras mundiales, hubo otros conflictos bélicos de importancia durante el siglo XX. Algunos se desarrollaron en Europa, otros en Asia. La mayor parte de ellos estuvieron parcialmente relacionados con ambos conflictos, haciendo de la primera mitad del siglo XX la más devastadora, en términos de destrucción de vidas humanas, de la historia de la humanidad.
Alejando el foco de Europa, estas fueron algunas de las batallas más sangrientas que se registraron en los albores de la modernidad contemporánea.
Pese a quedar encuadrada habitualmente dentro del gran teatro de operaciones de la Segunda Guerra Mundial, muy especialmente tras el ataque japonés a Pearl Harbor y la entrada en el conflicto de Estados Unidos, la segunda guerra sino-japonesa fue, en realidad, una guerra distinta.
Que obedecía a las particulares relaciones de Japón y China, y que ejercía de parcial continuación a la primera guerra sino-japonesa, a finales del XIX.
En ella, Japón conquistó la mayor parte de la costa pacífica de China y la práctica totalidad del noreste del país. En retirada, el ejército chino sufrió sitios y derrotas gigantescas, como la de Xinkou, en la que perdió más de Al principio del inicio de la guerra, fue en en el paso Niangzi , al norte del país, donde los japoneses se anotaron una de sus primeras victorias.
Los años posteriores al fin de la Primera Guerra Mundial fueron muy convulsos. Especialmente en Europa del Este, donde la desintegración de los imperios había resultado en el nacimiento de toda una panoplia de naciones muy jóvenes e inestables.
En el centro de todos los jaleos estaba Polonia, que había tenido enfrentamientos territoriales con todos sus vecinos, siendo el que le había enfrentado con la efímera República Occidental de Ucrania el más significativo.
Entre tanto, en Rusia continuaba la Guerra Civil. Y entre tanto, en Baviera, en Hungría y en Berlín se levantaban revoluciones comunistas. Las autoridades comunistas soviéticas aspiraban a apoyarlas a través del Ejército Rojo y a exportar internacionalmente la revolución.
Pero Polonia estaba en medio, y era un problema. La guerra entre ambos paíse s, aún cuando la civil rusa seguía desarrollándose, fue una consecuencia natural. Y de entre todas las batallas, la más impresionante fue la de Varsovia, en , cuando el Ejército Rojo casi acaba con la totalidad del ejército polaco.
Sin embargo, las fuerzas polacas recobraron inusitada fuerza y expulsaron a los soviéticos de su territorio, retomando su independencia. El coste, como en todas las grandes batallas de su tiempo, fue altísimo: más de Paralizada tanto por la segunda guerra sino-japonesa como por la Segunda Guerra Mundial, las dos facciones que se disputaban China desde , la republicana y la comunista, tenían cuentas pendientes que saldar a la altura de Una década antes de que las hostilidades se desataran a lo largo y ancho de Europa, el Imperio Ruso trataba de expandirse aún más en su extremo oriental.
Lo hacía en Manchuria y con la expresa intención de encontrar un puerto en aguas templadas en el Pacífico, cosa que chocaba con los intereses del por aquel entonces prominente Japón Imperial. El resultado fue un conflicto inevitable y la primera gran batalla del siglo XX, en términos de movilizaciones terrestres: más de Para Rusia, la guerra con Japón representó el fin de su posible predominancia sobre China y Manchuria.
Para Japón, el punto de inicio de su posterior imperialismo y su agresividad militar a lo largo de todo el Pacífico. Volvemos a la segunda guerra sino-japonesa. Japón logró conquistar la mayor parte del norte y de la costa del país, pero también grandes lotes de terreno en el interior.
En Wuhan se libró una de las batallas más relevantes y sanguinarias de un conflicto que, por sí mismo, acabaría con la vida de más de 25 millones de personas entre militares y civiles. Wuhan era por aquel entonces un punto estratégico relevante para Japón, al tratarse de la segunda ciudad más grande del país y de un elemento clave a nivel industrial y logístico a orillas del Río Yangtzé, no en vano.
Pese a la alta resistencia china, que desplegó más de un millón de efectivos al más puro estilo soviético posterior en la Segunda Guerra Mundial , Japón superó técnica y estratégicamente a su enemigo, adueñándose de la ciudad.
El saldo de víctimas fue altísimo, superando las O los últimos coletazos de la Guerra Civil china, campañas en el norte del país que permitieron al ejército comunista acabar con el dominio nacionalista de puntos tan estratéticos como Pekín.
Las tres, consideradas como batallas y de una duración de no más de tres meses pero con un altísimo coste humano, se desarrollaron de forma paralela y sirvieron para asentar de forma casi definitiva el predominio del Ejército Popular de China frente al Kuomingtan.
Las cifras de bajas son altísimas, en niveles similares a las campañas más sangrientas de la Segunda Guerra Mundial. Sólo en Huaihai se calcula que cayeron alrededor de medio millón de soldados nacionalistas y más de En las otras dos campañas se produjeron pérdidas humanas de igual importancia.
Sin duda, la primera mitad del siglo XX concentra la mayor parte de las batallas más sangrientas de la historia de la humanidad. Como muestra este gráfico, la escala es sustancialmente gigantesca en comparación con los grandes enfrentamientos que se pudieran dar en los siglos anteriores.
Tampoco hubo tantas víctimas en otros siglos como en el corto periodo de tiempo que llevó de la Primera Guerra Mundial al final de la Segunda Guerra Mundial. Y sin embargo, hay algunas batallas que merecen ser destacadas por, pese a su utilización de tácticas más antiguas y armamento mucho más letal, haber deparado un enorme número de bajas.
Estas son algunas de ellas. Considerada una serie de batallas dentro de un mismo escenario, la campaña de Overland fue una de las expediciones más exitosas, pero también más brutales en términos de pérdidas humanas, comandada por Ulysses S.
Grant al frente de los ejércitos de la Unión. Desarrollada a lo largo de mes y medio, sirvió para reducir las tropas de la Confederación en plena Guerra de Secesión Estadounidense, pero su carácter estratégico y la gran exposición a la que se prestó Grant provocó grandes bajas por su lado Sumadas a las más de Si buscamos grandes cifras en la antigüedad, lo lógico es acudir a China: pese a su repentino declive entrado el siglo XIX, representó durante la mayor parte de la historia de la humanidad el punto de mayor crecimiento demográfico y económico del planeta.
De ahí que la escala de sus enfrentamientos internos no tuviera parangón. En la batalla del Río Fei, un combate librado entre la Dinastía de los Qin Anteriores y la Dinastía Jin, las bajas estrepitosas de los primeros, según algunas fuentes históricas , superan las La batalla provocó la pérdida de gran parte del territorio regentado por la dinastía Qin, antes de su desaparición del mapa algunos años más tarde.
Un clásico que no podía faltar: las Guerras Napoleónicas. Aunque de una importancia histórica incomparable, no fueron especialmente destructivas, al menos en comparación con lo que sufriría Europa apenas un siglo después.
La batalla de Emporion fue una de las batallas de la revuelta de a. C. de los pueblos íberos contra la dominación romana en el siglo II a Missing 1. - Batalla de Stalingrado () Los cuatro meses de enfrentamientos en Stalingrado —entre 23 de agosto de y el 2 de febrero de